Set C.
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El monasterio de Santa María la Real de Nieva tiene su origen en la aparición de una imagen de María en un descampado del entonces municipio de Nieva, que probablemente había sido enterrada a la entrada de los árabes en Hispania, a la que se denominó Virgen de la Soterraña. Por este motivo la reina Catalina de Lancáster mandó edificar una iglesia que acogiera la imagen de la Soterraña, contra la opinión del cura de Nieva que quería llevarla a su pueblo y de la nobleza de Segovia que optaba por trasladarla a la capital. No obstante, la reina obtuvo dos bulas del papa, Clemente VII, despachadas en febrero de 1393 para que quedara libre de la jurisdicción del cura de Nieva el santuario de la aparición, concediendo el establecimiento de un prior y seis capellanes para el servicio necesario e indulgencias a los que visitaran la ermita ciertos días.
La reina Catalina sufragó gran parte de las obras con dinero de la corona, también muchos fieles contribuyeron con dinero y aportaciones personales para la construcción y que se vieron aumentadas por dos bulas adicionales del papa Benedicto XII, en 1395 en Aviñón, por las que se concedía indulgencia a los que dieran limosna para su construcción. La primitiva iglesia era rectangular, dividida en tres naves, y como era costumbre por aquel entonces orientada al este. La puerta de entrada de uso cotidiano estaba al norte y al oeste tenía otra que sólo se abría para la entrada de romerías y procesiones ciertos días al año, denominada puerta del perdón.
El 2 de febrero de 1399 en Toledo la Reina otorga carta de entrega de la imagen y el convento de Santa María a la orden de Predicadores de Santo Domingo de Guzmán, que se materializó con la aceptación de dicha orden el 7 de septiembre de ese mismo año.
Para la inauguración se realizó una gran fiesta con una procesión solemne que desde la ermita de Santa Ana, lugar donde se había instalado provisionalmente la Soterraña, hasta la recién construida iglesia siendo llevada por los siete capellanes, con la presencia del obispo de Segovia, don Juan de Tordesillas, religiosos dominicos, autoridades y vecinos de los pueblos próximos. Después de la magna función religiosa el prelado en nombre de la reina fundadora hizo entrega del templo a los dominicos.
La iglesia es una construcción cuya arquitectura corresponde a los cánones de estructura gótica de finales del siglo XIV y principios al XV. Se ha calificado su estilo de gótico arcaizante, ya que la influencia del románico continuó en Castilla hasta finales del siglo XIV.
El cuerpo principal de la iglesia consta de tres naves, siendo la central más ancha y alta que las laterales. Esta estructura coincide con la iglesia primitiva. Para su construcción se emplearon en su cimentación pilares de sillería de granito que soportaban anchas paredes de mampostería a base de pizarra, y en el interior cuatro parejas de grandes columnas de ladrillo. En el interior de la nave central se encuentra el lugar donde apareció la imagen.
Al cuerpo original se le añadió una nave con un crucero y un ábside con dos capillas laterales. Esta obra difiere de la anterior en la mejor calidad de los materiales empleados, granito y caliza de buena cantería, se han contabilizado 22 marcas de talleres distintos, lo que da una idea del número de obreros que trabajaron en ella. Una vez acabada la obra de los nuevos elementos se derribó la fachada este de la iglesia primitiva quedando todo integrado en un solo edificio.
En la nave central y en la parte posterior de la iglesia, en un segundo piso, se halla el coro en el que hay una hilera de bellas sillas de nogal labradas. El sotocoro tiene un artesonado madera de influencia mudéjar.